sábado, 19 de diciembre de 2015

Ruta por los parques de Polvoranca y Bosque Sur

FECHA DE REALIZACIÓN: 7 de noviembre de 2.015

El espacio que separa los núcleos urbanos de Leganés, Alcorcón y Fuenlabrada ha pasado, en pocas décadas, de ser un espacio eminentemente agrario a sufrir los efectos de un crecimiento urbanístico exagerado, en forma de numerosas infraestructuras de comunicación y vertederos incontrolados; para tratar de evitar la degradación de estos espacios, se crearon modestos pero valiosos espacios naturales: Polvoranca, en la década de los 80, y Bosquesur, a finales de la pasada década; lugares ambos en los que reside una importante cantidad de especies avícolas.

Bajo un sol radiante, bastante impropio de estas fechas, realizaré una ruta que recorrerá ambos parajes, haciendo paradas en algunos puntos "calientes" desde el punto de visto ornitológico; comienzo por el norte del parque de Polvoranca, concretamente el espacio conocido como de "vegetación madrileña", cuyo mayor atractivo es un observatorio frente a un tramo ensanchado del arroyo de la Recomba:

Grupo de patos cuchara (Anas clypeata) 
Mosquitero común (Phylloscopus collybita)

Garza común (Ardea cinerea)
Machos de pato cuchara

Gansos del Nilo (Alopochen aegyptiacus

Tras este buen comienzo, me dirijo a la zona sur del parque, para hacer una pequeña ruta que unirá las lagunas de los Sisones y de la Recomba, con parada incluidas en las ruinas de la iglesia de la antigua aldea de Polvoranca:

Primera parada en las ruinas de dicha iglesia, donde una bandada de palomas bravías pasaban una agradable mañana de sábado sin ninguna rapaz a la vista... al menos de momento:

Palomas bravías (Columba livia)
Paloma bravía "tumbada" al sol en un saliente de las ruinas de Polvoranca.
Tras esto, me dirijo a la pequeña laguna de la Recomba, perteneciente al arroyo Culebro que aun no se ha recuperado totalmente del estiaje veraniego, despidiendo un olor bastante desagradable; no parecía importarle a esta pareja de ánades azulones, que buscaban alimento entre los herbazales de las orillas:

Ánade azulón (Anas platyrhynchos) macho
Ánade azulón hembra
Tampoco a un pequeño grupo de mosquiteros comunes, que jugueteaban a poca distancia de los ánades:

Mosquitero común (Phylloscopus collybita)
Tras esto, puse rumbo hacia la laguna de los Sisones; en el camino que une ambas lagunas me llevé la sorpresa de la jornada: una pareja de cuervos que sobrevolaba, dibujando círculos, la zona central del parque:

Cuervos (Corvus corax)

Sin duda es una agradable sorpresa ver que ejemplares de una especie casi desaparecida de la zona metropolitana de Madrid esta, al menos, campeando en el parque y sus inmediaciones.

Por último, llego a la laguna de los Sisones, una pequeña laguna estacional cuya superficie esta totalmente cubierta por herbáceas acuáticas, conformando una densa maraña que supone un hábitat muy interesante para las especies más tímidas que visiten el parque, como algunas limícolas (en una visita reciente tuve oportunidad de observar, a lo lejos, a un ave de este grupo que sin embargo no pude identificar):

Laguna de los Sisones desde su orilla sur
En los últimos meses, se ha construido un camino que recorre la orilla este y sur de dicha laguna; para mi gusto, y si no es mucho pedir, lo que vendría de perlas es un observatorio discreto en la orilla oeste, ya que esta laguna tiene toda la pinta de ser un lugar muy propicio para avistamientos sorprendentes. En esta ocasión, sin embargo, solo pude fotografiar algunos mosquiteros comunes; la abundancia de esta especie en los cañaverales del parque posiblemente se deba a que son ejemplares invernantes recién llegados de Centroeuropa tratando de recuperar energías tras el largo viaje:

Mosquitero común cazando mosquitos (valga la redundancia) entre en el juncal.
Tampoco faltaron a su cita los grupos de urracas y perdices, muy abundantes por todo el parque, así como el pito real de turno:

Perdiz roja (Alectoris rufa)

Pito real (Picus viridis)
Pongo marcha, por fin, hacia el Bosque Sur, espacio de antiguos campos cerealistas sobre los que se han llevado repoblaciones más o menos exitosas de diversas especies autóctonas, como encinas o tilos. En la zona aun abundan aves paseriformes típicas de estepa, en espera de que los arbolillos vayan ganando altura. Numerosas lavanderas blancas y bisbitas pratenses, recién llegadas para pasar el invierno en la zona, se iban levantando desde la distancia a medida que avanzaba; esta lavandera, que se detuvo en un árbol junto al arroyo del Canto Echado, fue la única que se dejó retratar:

Lavandera blanca (Motacilla alba)

Cruzo la linea de ferrocarril y la carretera que une Leganés y Fuenlabrada, para llegar al este del parque, zona en la que se encuentra el antiguo vertedero ("más o menos" restaurado y convertido en mirador) y el parque de la Avanzada:

Panorámica de Fuenlabrada y el parque de la Avanzada, junto a Bosque Sur.
Apenas llegué, el inconfundible canto de un bando de grullas en su paso migratorio me hizo saltar de la bicicleta, aunque apenas las localicé se perdieron por el horizonte rumbo a Extremadura.

Me quedaba poco tiempo, por lo que decidí hacer una ronda rápida por la zona, en la que me dio tiempo a retratar dos especies más, un bisbita pratense y una tarabilla común:

Bisbita común (Anthus pratensis)
Tarabilla común (Saxicola rubicola)
Llegó hora de poner fin a esta interesante jornada campestre junto a la gran ciudad; pero aun me quedaba una sorpresa más... mientras revisaba, ya en el sofá de mi casa, las fotos de la jornada, de nuevo escuche el canto de las grullas; cámara en mano, me asome por la ventana y pude fotografiar una nueva bandada, que avanzaba sobre mi propia casa con su perfecta forma de "V", aprovechando los últimos rayos de sol para continuar con su viaje... ¿pasarían la noche en Polvoranca o sus cercanías?

Bando de grullas (Grus grus) en su paso migratorio, sobre la gran ciudad.
Y ahora si, esta jornada ornitológica toca a su fin; ¡esperemos que la próxima de tanto juego como esta!


martes, 1 de diciembre de 2015

Cerro de los Ángeles y olivares próximos

FECHA DE LA SALIDA: 17 de octubre de 2.015

El cerro de los Ángeles es un pequeño cerro testigo ubicado al sur de Madrid capital y al este de la ciudad de Getafe. Famoso por diversos motivos: por ser, según algunos, el centro geográfico de España; por la basílica y el monumento al Sagrado Corazón de Jesús, ubicadas en la explanada de su cima; por acontecimientos históricos, como lo atestiguan los numerosos bunkeres construidos durante la Guerra Civil; o a nivel más local, por ser un lugar de "domingueo" frecuente para muchos habitantes de la zona.

En la salida de hoy, sin embargo, me centraré en la fotografía de su fauna avícola; y es que el cerro posee en sus laderas un extenso y denso pinar de repoblación, cuya plantación se llevó a cabo en la década de los 60 del pasado siglo, propicio para el asentamiento de numerosas aves; además, unas decenas de metros al este, nos encontramos con una pequeña zona de estepa con numerosos olivares, algunos de ellos en estado de abandono; curiosamente (o no tanto), comprobaremos que esta última zona, aparentemente degradada, permite observar muchas más aves (y más extrañas) que aquellas que podemos ver entre los pinares del cerro.

Zona de pinar denso en la ladera norte del cerro.
Comienzo esta visita en la zona norte del cerro, un lugar donde la densa maraña formada por las copas de los pinos apenas deja llegar al suelo la luz del sol. Tras una hora paseando pacientemente y haciendo esperas, el resultado no podía ser más desalentador. No logré ver más que algunos carboneros y un agateador, que no tardaban en desaparecer entre la densa copa de las coníferas.

Justo cuando decido marcharme a otra zona del cerro, observo que se produce un gran barullo en un pino cercano. Se trata de una paloma torcaz, que no se sentía muy cómoda con mi presencia pero pese a ello se dejó retratar:

Paloma torcaz (Columba palumbus)
Algo es algo... . Tras esto, me marcho a la zona sur del cerro, donde el denso pinar se interrumpe para dar lugar a una pequeña plantación de cipreses y de retamas; la ruptura de la monotonía del denso pinar sirve de atracción para numerosas aves, entre las que se encuentran jilgueros, mirlos, herrerillos capuchinos, carboneros comunes, agateadores y carboneros garrapinos; un ejemplar de esta última especie no tuvo reparos en ponerse a juguetear en unas ramas próximas a donde me encontraba, permitiendome fotografiarle:

Carbonero garrapinos (Parus ater)
El mismo ejemplar, de frente; parece que él también ha hecho una buena captura... 
Y una "pequeña" sorpresa, este reyezuelo listado; en un principio me pareció que se trataba de un carbonero común, hasta que me puse a revisar detenidamente las fotos:

Reyezuelo listado (Regulus ignicapilla)

Zona de vegetación menos densa en la ladera sur del cerro, donde observé una mayor presencia de aves.
Decido marcharme a la zona este del cerro, ocupada por densos pinares, al igual que la norte; pero compruebo que, al igual que en esta, no había demasiada actividad ornitológica; además, desde unos 400 metros de distancia, ya fuera de la zona de repoblación pinariega, un olivar abandonado combinado con retamas salvajes no dejaba de tentarme con la idea de poder fotografiar, por fin, un mochuelo; y no pude resistirme, por lo que me puse en marcha. Durante el trayecto por los campos semiabandonados que separan la zona de pinar y el olivar, se levantaron varios jilgueros y cogujadas, especies típicas de estos parajes pero que no pude retratar. Nada más llegar al olivar, primera sorpresa: observo un ave rapaz sobrevolando estas humildes tierras de labor, se trataba de un milano real:


Milano real (Milvus milvus)
Apenas se había marchado, otra rapaz de gran tamaño tomó su relevo, en esta ocasión un ratonero común; sin duda, estos dos espectaculares avistamientos ya habían compensado venir hasta el olivar:


Ratonero común (Buteo buteo)
Queda claro, como iba a tener oportunidad de comprobar poco después, que si estas majestuosas aves hacen su vuelo de campeo por esta zona es porque abunda en comida. Estas y otras aves, por desgracia, tienen que continuar aguantando la ignorancia de muchos humanos, como lo demuestra la enorme cantidad de cartuchos desperdigados por todo el olivar. Parece mentira que en pleno siglo XXI, en un país supuestamente avanzado y en el término municipal de una gran ciudad como Getafe, aun halla estos graves problemas de furtivismo (la caza esta actualmente prohibida en zona en la que me encuentro). Mucho me temo que en los cotos de caza ubicados más al sur también continuará otra práctica muy dañina para estas aves, la colocación de cebos envenenados para eliminar depredadores, actividad ilegal que suele desarrollarse ante la inoperancia de las autoridades.

Continué caminando por la zona, tratando de fotografiar alguna de las numerosas paseriformes que se dejaban ver. En un olivo próximo se detuvo una pequeña bandada de estas aves; en este caso se trataba de gorriones molineros, primos campestres de nuestros vecinos de la gran ciudad:

Gorrión molinero (Passer montanus)
Otra ave fácil de ver en la ciudad y sus cercanías (y que abre esta entrada del blog), la paloma torcaz, se encuentra en esta época en su paso migratorio hacía el sur, en busca de temperaturas más cálidas. Durante el tiempo que estuve en el olivar sobrevolaron la zona numerosas bandadas de este ave:

Paso migratorio de palomas torcaces.

El resto del tiempo me dedique a otear pacientemente el olivar en busca de algún mochuelo, ave a la que le tengo muchas ganas; tampoco hubo suerte, pero en su lugar tuve oportunidad de ver otros dos animales que tampoco son muy dados a apariciones publicas: de repente, oigo un ruido procedente de la maleza que bordea a uno de estos olivos. Compruebo que se trata de un ratón de campo; pese a que posó durante varios segundos, lo inesperado del encuentro hizo que se me olvidará ajustar la cámara convenientemente, por lo que las fotos salieron bastante oscuras:

Ratón de campo (Apodemus sylvaticus)
El ratón desapareció entre la espesura del olivo; algo me dijo que no era normal ver a uno de estos ratones, de hábitos nocturnos, a plena luz del día. Decido revisar de nuevo el agujero del tronco del que había salido para ver que se estaba cociendo en los entresijos del árbol. No tardo en descubrir lo que había despertado al pobre ratoncillo:

Culebra de escalera (Rhinechis scalaris)
Queda claro porque el milano y el ratonero oteaban tan concienzudamente esta zona, aparentemente pobre en alimento. Cabe destacar que ambos animales, la culebra y el ratón, salieron del tronco del olivo; según parece, se trata de ejemplares de olivo muy antiguos, lo que unido a su abandono ha hecho que el tronco de la mayoría se encuentre hueco, dando cobijo a numerosos animales como estos dos que hemos visto.

El tiempo se me echaba encima, e iba siendo hora de finalizar esta jornada campestre; pero un pajarillo parecía insistirme en que le retratara antes de irme, posándose en unas retamas cercanas. Se trataba de un colirrojo tizón:

Colirrojo tizón (Phoenicurus ochruros)
Y hasta aquí la jornada de naturaleza y aves de hoy. Espero que hayáis disfrutado este articulo; y cuando el peso de la gran ciudad caiga sobre vosotros, recordar...

Madrid desde la loma ubicada entre el cerro de los Ángeles y las lagunas de Perales.
...que esta no es infinita, y que literalmente se encuentra rodeada de naturaleza.

¡Hasta la próxima salida!

domingo, 22 de noviembre de 2015

Sotos de los arroyos Culebro y Butarque, y parque de las Presillas

FECHA DE LA SALIDA: Sábado, 3 de octubre de 2.015.

Según parece, el municipio de Leganés debe su nombre a la gran cantidad de barro (légamo) que suele formarse en muchas partes del municipio, el cual esta surcado por varios arroyos y barrancos, y que también posee algunas hondonadas propicias para la formación de lagunas estacionales. Sin duda, los principales arroyos de la zona son el Culebro (o Recomba) al sur de la ciudad, y el Butarque (o Canaleja) al norte.

La historia reciente de ambos arroyos viene a ser muy similar, y guarda claros paralelismos con la evolución del entorno humano que los rodea; pasaron de ser poco más que zanjas rodeadas por amplias extensiones de cultivo en un ámbito claramente rural, a convertirse a partir de la década de los 60 en puntos negros de residuos y vertidos, a medida que la agricultura iba perdiendo importancia y el desarrollo urbano crecía sin cesar; y por último, a partir de la década de los 80, con la toma de conciencia ambiental por parte de las autoridades, en parques semiurbanos, recuperando en cierto modo una ligera parte de la esencia de sotos fluviales que tuvieron hace tiempo.

En la ruta ciclo-ornitologica de hoy, sábado 3 de octubre,  recorreré alguno de los puntos más interesantes faunisticamente en el entorno de ambos arroyos; comenzaré por el arroyo Culebro a su paso por el parque de Polvoranca, en su tramo más "salvaje" (entre el puente del camino principal del parque y el entorno de la laguna de la Recomba); en dicha zona, arboles de repoblación, como chopos, sauces, arces, olmos... se juntan con arbustos y herbáceas autóctonos de ribera que se han venido desarrollando espontáneamente desde que la zona pasó a tener cierta protección ambiental.


Vegetación de ribera del arroyo Culebro (o Recomba) a su paso por la zona central del parque de Polvoranca.


No tardé en ver algunas de las primeras paseriformes típicas de estos bosquecillos, entre las que destacaba por su abundancia el papamoscas cerrojillos (Ficedula hypoleuca), especie que se encuentra en estos primeros días de otoño en su migración otoñal hacia tierras más cálidas, siendo abundantísima en cualquier parque semiurbano de Madrid, por lo que no me fue difícil tomar varias fotos de la especie a lo largo del recorrido:


Papamoscas cerrojillos (Ficedula hypoleuca).
Simpática imagen que anuncia la llegada del otoño a Polvoranca.
Detalle del anterior ejemplar.
Además de estas, por distintos puntos del soto pude oír el inconfundible canto del ruiseñor bastardo (Cettia Cetti); traté de seguir su sonido, aunque con una especie como esta, especialista en escabullirse entre las malezas ribereñas, tratar de seguir su canto es dar palos de ciego. La mañana amaneció muy nubosa, y finalmente la lluvia hizo acto de presencia; no me quedo otra que meterme bajo uno de los arboles del soto en espera de que escampase; sin embargo, no hay mal que por bien no venga. Un ruido procedente de un matorral ribereño me puso en guardia, y no tardó en aparecer este joven mirlo (Turdus merula) con una baya en el pico, permitiéndome fotografiar la graciosa secuencia de como lo engullía:

Mirlo común (Turdus merula
Poco después de que el mirlo se marchará, observo un pajarillo moverse ágilmente entre las malezas; tras varias fotografías fallidas, por fin logro lanzarle una medianamente decente, en la que compruebo que se trataba de uno de los ruiseñores que habían estado jugando al escondite conmigo; queda claro que con esta especie vale más unos minutos de espera junto a algún arbusto que seguir sus cantos a lo largo del soto.

Ruiseñor bastardo (Cettia cetti)

El pequeño chaparrón no tardó en escampar, y decido continuar con la marcha; a lo lejos, en la ladera del cerro que hay en el centro del parque, observo un grupo de perdices rojas (Alectoris rufa), que no tardaron en escabullirse cuanto trate de acercarme más de la cuenta:
Perdiz roja (Alectoris rufa)












Poco antes de marcharme de Polvoranca, tres ruidosos picos picapinos (Dendrocopos major) llamaron mi atención; no tardaron en marcharse, por lo que no pude fotografiarles; continué con el viaje al otro punto que tenía planeado recorrer en el día de hoy, el arroyo Butarque y su entorno; más exactamente el parque de las Presillas, en Alcorcón, y el parque lineal situado al sur del barrio de la Fortuna, en Leganés.

Apenas me había bajado de la bicicleta tras llegar al parque de las Presillas, oigo cerca de mi un tamborileo procedente de un olmo del soto del arroyo Butarque; no tardo en localizar a su autor, curiosamente la última especie que vi antes de salir de Polvoranca, y esta vez si, pude lanzarle algunas fotos:

Pico picapinos (Dendrocopos major)






Tras este buen comienzo, me pongo en camino; empiezo asomandome a los estanques artificiales que hay en la cabecera del Butarque, en los que apenas había algunas gallinetas y una focha; una imagen muy distinta a la que mostrarán dentro de pocas semanas, cuando decenas de cormoranes y gaviotas reidoras invernantes se asientan en el lugar. Subo ahora hacia el punto más elevado del parque por el descampado que separa la zona de los alcornocales y el pinar, donde pude ver varias lavanderas blancas muy inquietas, que no se prestaron a ser retratadas decentemente. Al llegar al punto más alto del parque, decido internarme en el pinar; al poco de entrar, veo varios grupos de diversas paseriformes, no demasiado tímidas, jugueteando en las copas de los pinos; logro identificar a varios carboneros comunes, un agateador común, y un herrerillo capuchino (Lophophanes cristatus), especie que me sorprendió doblemente, puesto que es la primera vez que la observo y porque no sabía que habitara en este humilde pinar de repoblación; fue la única especie ornítica del pinar de la que pude obtener una buena imagen:

Herrerillo capuchino (Lophophanes cristatus).

Y digo ornítica, porque no solo viven aves en este parque de las Presillas, como lo demuestra esta liebre (Lepus granatensis) que posó durante unos segundos:


Liebre ibérica (Lepus granatensis).

Además, cuando regrese al cauce del Butarque, saltó un anfibio a mi paso, aunque no pude identificar su especie; puede resultar ciertamente sorprendente que aun queden ranas y sapos en este arroyo tan afectado por la mano del hombre y que muestra claros signos de haber soportado grandes riadas de aguas posiblemente residuales, procedentes de la EDAR que hay en los estanques de la cabecera del arroyo; pero el caso es que no es la primera vez que avisto fauna de este grupo en el arroyo y sus proximidades, en anteriores visitas ya había observado algunos ejemplares de sapo corredor (Epidalea calamita).

A continuación me dirijo a la última parada de este recorrido por los sotos de Leganés y Alcorcón, el parque lineal del Butarque, ubicado al sur del barrio de la Fortuna; un parque desarrollado alrededor del cauce cimentado del arroyo Butarque, donde a los chopos y sauces preexistentes se han añadido nuevas especies arbóreas y arbustivas típicas de jardines urbanos:
Parque lineal del arroyo Butarque, a su paso por el sur del barrio de la Fortuna.

Pero para mi gusto, lo más interesante de este parque son las densas formaciones naturales de zarzamora, juncos y otras plantas propias de zonas húmedas, regadas por los numerosos manantiales que rezuman en diversos puntos del talud ubicado en el margen derecho del arroyo, y que sirven de refugio para una gran cantidad de aves, como por ejemplo las gallinetas comunes (Gallinula chloropus), abundantes a lo largo del parque, y que suelen pasear por los jardines que delimitan el cauce del Butarque cuando se sientes seguras, apresurando a refugiarse bajo la maraña de zarzamoras en cuanto aparece por la distancia cualquier intruso:


Gallineta común (Gallinula chloropus).

La maraña de zarzamoras también sirve de refugio a varias especies de paseriformes, como mirlos, ruiseñores bastardos o este macho de curruca capirotada (Sylvia atricapilla):





Curruca capirotada (Sylvia atricapilla)



























En las praderas del parque también es relativamente fácil observar ejemplares de pito real (Picus viridis) causando estragos en los hormigueros del lugar:

Pito real (Picus viridis)





Llegó la hora de partir, pero antes decido pasar por el parque del lagoaaaa
Llegó la hora de partir, pero antes decido pasar por el parque del lago Butarque, que sufrió un aparatoso incendio el pasado mes de junio; la imagen, varios meses después, no podía ser más tétrica; la densa y rica pradera que había en la margen derecha del arroyo es ahora una inmensa explanada carbonizada, sin vida; además compruebo que varios árboles del soto del arroyo también se vieron afectados. Por desgracia, parece que habrá que esperar bastante hasta que este entorno natural recupere todo su esplendor.

Hasta aquí la ruta de hoy, espero que os hayan gustado las fotografías; próximamente más y mejor!, que sufrió un aparatoso incendio el pasado mes de junio; la imagen, varios meses después, no podía ser más tétrica; la densa y rica pradera que había en la margen derecha del arroyo es ahora una inmensa explanada carbonizada, sin vida; además compruebo que varios árboles del soto del arroyo también se vieron afectados. Por desgracia, parece que habrá que esperar bastante hasta que este entorno natural recupere todo su esplendor.

Hasta aquí la ruta de hoy, espero que os hayan gustado las fotografías; próximamente más y mejor!