martes, 1 de diciembre de 2015

Cerro de los Ángeles y olivares próximos

FECHA DE LA SALIDA: 17 de octubre de 2.015

El cerro de los Ángeles es un pequeño cerro testigo ubicado al sur de Madrid capital y al este de la ciudad de Getafe. Famoso por diversos motivos: por ser, según algunos, el centro geográfico de España; por la basílica y el monumento al Sagrado Corazón de Jesús, ubicadas en la explanada de su cima; por acontecimientos históricos, como lo atestiguan los numerosos bunkeres construidos durante la Guerra Civil; o a nivel más local, por ser un lugar de "domingueo" frecuente para muchos habitantes de la zona.

En la salida de hoy, sin embargo, me centraré en la fotografía de su fauna avícola; y es que el cerro posee en sus laderas un extenso y denso pinar de repoblación, cuya plantación se llevó a cabo en la década de los 60 del pasado siglo, propicio para el asentamiento de numerosas aves; además, unas decenas de metros al este, nos encontramos con una pequeña zona de estepa con numerosos olivares, algunos de ellos en estado de abandono; curiosamente (o no tanto), comprobaremos que esta última zona, aparentemente degradada, permite observar muchas más aves (y más extrañas) que aquellas que podemos ver entre los pinares del cerro.

Zona de pinar denso en la ladera norte del cerro.
Comienzo esta visita en la zona norte del cerro, un lugar donde la densa maraña formada por las copas de los pinos apenas deja llegar al suelo la luz del sol. Tras una hora paseando pacientemente y haciendo esperas, el resultado no podía ser más desalentador. No logré ver más que algunos carboneros y un agateador, que no tardaban en desaparecer entre la densa copa de las coníferas.

Justo cuando decido marcharme a otra zona del cerro, observo que se produce un gran barullo en un pino cercano. Se trata de una paloma torcaz, que no se sentía muy cómoda con mi presencia pero pese a ello se dejó retratar:

Paloma torcaz (Columba palumbus)
Algo es algo... . Tras esto, me marcho a la zona sur del cerro, donde el denso pinar se interrumpe para dar lugar a una pequeña plantación de cipreses y de retamas; la ruptura de la monotonía del denso pinar sirve de atracción para numerosas aves, entre las que se encuentran jilgueros, mirlos, herrerillos capuchinos, carboneros comunes, agateadores y carboneros garrapinos; un ejemplar de esta última especie no tuvo reparos en ponerse a juguetear en unas ramas próximas a donde me encontraba, permitiendome fotografiarle:

Carbonero garrapinos (Parus ater)
El mismo ejemplar, de frente; parece que él también ha hecho una buena captura... 
Y una "pequeña" sorpresa, este reyezuelo listado; en un principio me pareció que se trataba de un carbonero común, hasta que me puse a revisar detenidamente las fotos:

Reyezuelo listado (Regulus ignicapilla)

Zona de vegetación menos densa en la ladera sur del cerro, donde observé una mayor presencia de aves.
Decido marcharme a la zona este del cerro, ocupada por densos pinares, al igual que la norte; pero compruebo que, al igual que en esta, no había demasiada actividad ornitológica; además, desde unos 400 metros de distancia, ya fuera de la zona de repoblación pinariega, un olivar abandonado combinado con retamas salvajes no dejaba de tentarme con la idea de poder fotografiar, por fin, un mochuelo; y no pude resistirme, por lo que me puse en marcha. Durante el trayecto por los campos semiabandonados que separan la zona de pinar y el olivar, se levantaron varios jilgueros y cogujadas, especies típicas de estos parajes pero que no pude retratar. Nada más llegar al olivar, primera sorpresa: observo un ave rapaz sobrevolando estas humildes tierras de labor, se trataba de un milano real:


Milano real (Milvus milvus)
Apenas se había marchado, otra rapaz de gran tamaño tomó su relevo, en esta ocasión un ratonero común; sin duda, estos dos espectaculares avistamientos ya habían compensado venir hasta el olivar:


Ratonero común (Buteo buteo)
Queda claro, como iba a tener oportunidad de comprobar poco después, que si estas majestuosas aves hacen su vuelo de campeo por esta zona es porque abunda en comida. Estas y otras aves, por desgracia, tienen que continuar aguantando la ignorancia de muchos humanos, como lo demuestra la enorme cantidad de cartuchos desperdigados por todo el olivar. Parece mentira que en pleno siglo XXI, en un país supuestamente avanzado y en el término municipal de una gran ciudad como Getafe, aun halla estos graves problemas de furtivismo (la caza esta actualmente prohibida en zona en la que me encuentro). Mucho me temo que en los cotos de caza ubicados más al sur también continuará otra práctica muy dañina para estas aves, la colocación de cebos envenenados para eliminar depredadores, actividad ilegal que suele desarrollarse ante la inoperancia de las autoridades.

Continué caminando por la zona, tratando de fotografiar alguna de las numerosas paseriformes que se dejaban ver. En un olivo próximo se detuvo una pequeña bandada de estas aves; en este caso se trataba de gorriones molineros, primos campestres de nuestros vecinos de la gran ciudad:

Gorrión molinero (Passer montanus)
Otra ave fácil de ver en la ciudad y sus cercanías (y que abre esta entrada del blog), la paloma torcaz, se encuentra en esta época en su paso migratorio hacía el sur, en busca de temperaturas más cálidas. Durante el tiempo que estuve en el olivar sobrevolaron la zona numerosas bandadas de este ave:

Paso migratorio de palomas torcaces.

El resto del tiempo me dedique a otear pacientemente el olivar en busca de algún mochuelo, ave a la que le tengo muchas ganas; tampoco hubo suerte, pero en su lugar tuve oportunidad de ver otros dos animales que tampoco son muy dados a apariciones publicas: de repente, oigo un ruido procedente de la maleza que bordea a uno de estos olivos. Compruebo que se trata de un ratón de campo; pese a que posó durante varios segundos, lo inesperado del encuentro hizo que se me olvidará ajustar la cámara convenientemente, por lo que las fotos salieron bastante oscuras:

Ratón de campo (Apodemus sylvaticus)
El ratón desapareció entre la espesura del olivo; algo me dijo que no era normal ver a uno de estos ratones, de hábitos nocturnos, a plena luz del día. Decido revisar de nuevo el agujero del tronco del que había salido para ver que se estaba cociendo en los entresijos del árbol. No tardo en descubrir lo que había despertado al pobre ratoncillo:

Culebra de escalera (Rhinechis scalaris)
Queda claro porque el milano y el ratonero oteaban tan concienzudamente esta zona, aparentemente pobre en alimento. Cabe destacar que ambos animales, la culebra y el ratón, salieron del tronco del olivo; según parece, se trata de ejemplares de olivo muy antiguos, lo que unido a su abandono ha hecho que el tronco de la mayoría se encuentre hueco, dando cobijo a numerosos animales como estos dos que hemos visto.

El tiempo se me echaba encima, e iba siendo hora de finalizar esta jornada campestre; pero un pajarillo parecía insistirme en que le retratara antes de irme, posándose en unas retamas cercanas. Se trataba de un colirrojo tizón:

Colirrojo tizón (Phoenicurus ochruros)
Y hasta aquí la jornada de naturaleza y aves de hoy. Espero que hayáis disfrutado este articulo; y cuando el peso de la gran ciudad caiga sobre vosotros, recordar...

Madrid desde la loma ubicada entre el cerro de los Ángeles y las lagunas de Perales.
...que esta no es infinita, y que literalmente se encuentra rodeada de naturaleza.

¡Hasta la próxima salida!

2 comentarios:

  1. Como gran aficionado a la ornitología que soy, he de decirte que,aunque breve,tu pequeño reportaje por los alrededores del Cerro me ha encantado,literalmente.Y que me apunto tu blog para futuras lecturas y visualizaciones.Un saludo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Muchas gracias Antonio! Últimamente no escribo mucho en este blog por falta de tiempo, pero espero poder ponerme a ello dentro de poco. Un saludo!

      Eliminar